PRÁCTICA 5: ONCE RETOS PARA LA ESCUELA.

1. Asumir la inclusión educativa como el modelo educativo más rompedor con el pasado pedagógico de cuantos se puedan acometer. #revolucióninclusiva.


Actualmente, parece ser que hemos obtenido una nueva visión acerca de la pluralidad que conforma nuestro contexto. Consecuentemente deberíamos actuar al respecto, fomentando la inclusión a un mayor nivel. Pese a la concienciación de la que parece que gozamos, aún siguen presentes los rescoldos de una educación clasista y fragmentaria que clasifica de una manera vil siguiendo criterios infames de una oscura época pasada que parece que estamos dispuestos a recuperar.

¿De qué sirve el progreso individual si supone un retroceso colectivo?

Imagen de Olga Berrios, extraída de Flickr con licencia de Creative Commons.

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5. Adelgazar el currículo. En la escuela, menos puede llegar a ser más (profundo) y mejor (útil y para siempre).

La burocracia ha contaminado sin lugar a dudas la enseñanza actual. Los saberes se han subordinado a lo que la ley exige saber y, actualmente, la ley parece no comprender de ética, filosofía y valores morales, no tangibles, no contables e incluso raramente mensurables. Las cifras se extienden en simbiosis sobre los currículos hasta conformar masas imposibles de sintetizar coerentemente, y en ocasiones y muchos aspectos, al ser sintetizadas, carecen de valor alguno respecto al crecimiento personal, e incluso profesional.

Este debería adaptar los tiempos  y orientarlos hacia fines de progreso y autorrealización en lugar de a una autosuficiencia basada en la competitividad.

Imagen de Irene Armangué, extraída de Flickr con licencia de Creative Commons. 

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6. Apostar por el desarrollo de metodologías activas: clásicas enriquecidas con el uso de tecnologías, de miradas plurales y de educación emocional.

    Las nuevas tecnologías no tienen un papel de sustituto de la enseñanza tradicional, sino como aplicación que potencie algunos procesos obsoletos de la misma, respetando la cercanía y relación física y humana entre maestro y alumno. De la misma forma suponen un amplio abanico de posibilidades hacia la diversidad del contexto, una herramienta que alza puentes hacia la integración de la pluralidad como una pieza más del contexto educativo, persiguiendo tanto la realización personal como la colectiva nutriendo al alumnado con el respeto y la tolerancia que las nuevas generaciones deberían de conseguir para un desarrollo armónico.

Imagen de Carlos Hergueta, extraída de Flickr con licencia de Creative Commons. 

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7. Redefinir la evaluación hasta ajustarla como una secuencia más del proceso de aprendizaje.

    La evaluación, lejos de cometer el significado que dispone su terminología, se ha convertido en un juicio mecánico y contrastado de capacidades, arbitrario y lejano a adaptarse a las diversas capacidades y disciplinas. 

Se ha distanciado del proceso cumbre del aprendizaje reduciéndose a una verificación triste y sin fundamento que se preocupa más bien por una supuesta argumentación empírica que no engloba al completo los conocimientos realmente adquiridos por el alumnado.

Imagen de Srgpicker, extraída de Flickr, con licencia de Creative Commons.

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8. Normalizar (como algo cotidiano) el uso las TIC como herramientas valiosas, que no solo reinventan la pedagogía, sino que amplían sus posibilidades.

  El progreso de la sociedad se ha dado de manera paralela al desarrollo y crecimiento de las TIC y en gran parte, el avance más significativo durante las últimas décadas ha sido el del mundo tecnológico. De este modo, en una educación progresista, dinámica y adaptada consecuentemente y de una manera honesta, ha de darse la aplicación de las herramientas digitales orientadas a desarrollas un nuevo proceso cognitivo, no como una alternativa al trabajo e intervención activa del profesor, que ha de encargarse tanto de evidenciar la formación que debería albergarse, como del uso correcto de las mismas hacia el desarrollo de nuevos procesos pedagógicos.

Imagen de Administración Nacional de la Seguridad Social, extraída de Flickr, con licencia de Creative Commons. 

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11.Valorar las relaciones con las familias y el contexto como el continuum necesario entre escuela y vida.

   El contexto educativo tal y como lo conocemos actualmente necesita de una actualización estructural que hiciese de sus jerarquías una nueva del que se asemeje más a las comunidades educativas como tal, haciendo del hogar y la vida cotidiana una prolongación de las aulas donde se diese un aprendizaje real, honesto, naturalista y realmente efectivo. Las horas lectivas acaban siendo las fracciones de tiempo donde se lleva a cabo un aprendizaje más superficial y carente de trasfondo y permanencia.

Imagen de Rodrigo Tejada, extraída de Flickr, con licencia de Creative Commons. 

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